El retumbar del martillo y cincel

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En el mundo existen diferentes ramas y espacios para expresarnos. Algunos lo hacen con palabras como en este blog, otros lo hacen con números y entre la infinidad de formas que existen para expresarnos está el arte, el cual también se desarrolla de muchas formas. Una de esas formas de expresar el arte es por medio de la escultura, la cual representa la labor de modelar el barro, la piedra, la madera u otros materiales. Uno de los grandes actores de este arte en la historia es Miguel Angel. Dentro de sus obras más representativas conocemos el Moíses y el David.

El David de Miguel Angel comenzó siendo un simple bloque de mármol, el bloque era bastante grande, por lo cual gracias al rumor del pueblo se le apodo “El gigante”. Muchos escultores trataron de darle una forma pero ninguno lo logró. Uno de esos escultores casi deja inservible “El gigante”. Cuando Miguel Angel llegó y vio la gran roca supuso que sería un gran reto, pero aun así esta complicación no lo detuvo. Inmediatamente sin que nadie lo esperara comenzó a realizar los preparativos para modificar al gigante. Comenzó a bloquear cualquier vista hacia el público y trabajó en magnífica soledad.

Los golpes del martillo se escuchaban día tras día, el cincel pulía poco a poco las imperfecciones de la gran escultura. Fueron aproximadamente cuatro años para terminar la gran obra y aunque parece un largo tiempo este gran escultor nunca se rindió. Siempre fue fiel a sus convicciones y valores y hoy en día es reconocido como uno de los grandes escultores del mundo antiguo. 

Así mismo cuando nosotros fuimos creados, todos fuimos concebidos como una gran obra maestra, el creador todos los días de nuestra vida nos cincela y moldea a su imagen y semejanza y este trabajo aunque no es fácil demuestra la gran fidelidad que él posee con nosotros, la cual en ningún momento ha mostrado un momento de debilidad y flaqueza pues no se rinde en nuestro proceso por fácil o difícil que pueda ser. 

Esta idea vino a mi mente para invitarlos a que en cada una de las labores que desempeñamos la hagamos con la fidelidad que se nos ha demostrado, transformando cada vida que nos crucemos en pequeñas demostraciones de nuestra propia fidelidad.

“’Si dejamos de ser fieles, él seguirá siendo fiel, pues no puede negarse a sí mismo. “

2 Timoteo 2:13

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