Y ahora… También soy maestro!!!

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¡Monotonía! Con el transcurso de los días esta palabra parece hacerse evidente en nuestra cotidianidad y nos encontramos con dos áreas que nos generan grandes preocupaciones y que en algunas ocasiones nos complican la vida y se nos hace difícil de manejar: ¡Trabajo! y ¡Estudio!

Algunos papás e incluso otros participantes de la familia nunca nos habríamos imaginado que en algún momento de la vida tendríamos que asumir el rol de profesor de alguno de nuestros hijos, primos, hermanos, sobrinos… y además todo desde la casa ¿ah? Creo que sí hiciéramos una encuesta, la mayoría diría NO!

Sin embargo, gratamente hoy nos encontramos ante esta realidad y la vida nos obliga a asumir el rol que quizá como familia nunca habíamos considerado tener en la educación de nuestros niños y jóvenes cercanos. Hoy más que nunca entendemos a esos docentes que alguna vez tuvimos y valoramos cada vez más sus grandes esfuerzos.

Quizá en ocasiones te preguntas ¿Qué hago ahora? y te sientes en la responsabilidad de asumir el rol del profe y ayudar como sea a tu chico en las actividades académicas, y entonces te das cuenta que no tienes muchas ideas porque durante mucho tiempo la vida laboral te ha absorbido tanto que te ha quitado este tiempo de aprendizaje junto a tu pequeño.

Bueno, pero siempre hay esperanza!! Y en Faro Psicopedagogía nos especializamos en compartirla, por eso amigo, papá, mamá, tío o abuelito que nos lees hoy queremos brindarte algunas pautas para salir adelante con tus chicos durante este tiempo en el acompañamiento que haces en sus labores escolares.

Lo primero es, conocer a tu chico! Pasa de solo exigirle a conocerlo. Identifica lo que le gusta, lo que ama hacer, lo que se le facilita más e incluso lo que se le dificulta. Es la oportunidad que tienes para mostrarle una faceta diferente de ti a tu pequeño, así que no te la pierdas.

Además, tómate el tiempo para aprender y establece un horario que incluya tiempos de estudio, de charla y de descanso. Ten presente que una rutina de sueño de mínimo de 8 – 10 horas diarias será fundamental para que tu chico se desempeñe mejor.

Ahora, qué tal te va en tu área laboral? Eres bueno? ó no tan bueno? ¿Qué piensas cuando te juzgan por algo que se te dificulta hacer? No es tan agradable. Por eso, en cuanto a tu chico, infúndele sentido de pertenencia con su proceso escolar; enfócate en sus fortalezas y virtudes; acompáñalo, rétalo y dale autonomía. Sí te concentras en observar sus debilidades, que no sea para juzgarlas, sino para sacar provecho de ellas y motivarle. Evítale sentimientos de temor e intimidación que lo paralicen comprendiendo y siendo empático cuando tiene errores y desaciertos.

Una buena forma de ayudarle, es expresándole palabras de afirmación, que le hagan sentir lo orgulloso que te sientes de él y cuanto valoras sus logros.  Evita los regaños permanentes y motívale disfrutando juntos del proceso. ¡Qué duro!, dirás… a veces me estreso o me estresa!!!

Bueno, para eso puedo darte una gran idea, trata de organizar muy bien tu tiempo con tu chico, hablen claramente sobre el mejor espacio que puede dedicar para estudiar y que le puedas acompañar en sus responsabilidades académicas. Busca que en estos espacios de dialogo él pueda opinar y expresar como le gustaría que lo apoyaras, a lo mejor pueden acordar un número de horas o hacer un listado de tareas. Empezaras a darte cuenta que juntos pueden disfrutar del proceso, se sentirán orgullosos de los resultados que con esfuerzo han alcanzado y crecerán mucho en su relación.

No te afanes en buscar que solo responda con los deberes y las tareas escolares, propicia espacios para que puedan reír, jugar, leer juntos, ver una película… esto les aportará al fortalecimiento de su relación en un ambiente de seguridad y confianza.

Finalmente, y muy importante, conócete a ti mismo. Para poder ayudar a tu chico, debes empezar conocer para que eres bueno, cuáles son tus fortalezas y tus debilidades al acompañarle y enseñarle. Ocupar el rol de maestro en casa, no es tan fácil y la realidad nos ha obligado a ello, sin embargo evaluarte, entenderte y ser paciente contigo mismo te ayudará a hacerlo de la mejor manera. Haber pasado por este proceso, haber aprendido y formado nuevos hábitos en la relación con tu chico será un aprendizaje para toda la vida y una huella que no será borrada del corazón de tu pequeño. Piensa como quieres que sea recordado este tiempo en el futuro y anímate a seguir acompañando a tu pequeño en esta parte tan importante de su vida de la mejor manera.

“El hombre o la mujer que se autoevalúa tiene quietud, y quien permite la quietud abraza la reflexión. Quien permite la reflexión, llega al cambio; y quien logra el cambio, crece en su interior y transforma su exterior”

Autor: Alexa Ciprian (Psicóloga en formación)

Coautor: Anny Morales (Neuropsicóloga)

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4 Comentarios
C. Velez
C. Velez
4 años

Genial! 100% cierto, tuve muchos problemas entendiendo a mi hija, hasta que me di cuenta que ella necesitaba un tiempo especial designado para sus necesidades emocionales y personales conmigo. Le doy Gracias a Dios por haberme puesto a las personas que contribuyeron a ayudarnos y la sabiduria adquirida durante ese transcurso de tiempo. Gracias Dr. Anny.

kelly Molina
Kelly Molina
4 años

Genial, en mi caso pasé de tía a maestra y fue la experiencia más gratificante, recordé y reaprendí muchas cosas e inclusive las que nunca di para hacer o no le di importancia en su momento, ahora me tocó aprenderlas.

Jeisson Bolivar
Jeisson Bolivar
4 años

Me gusto mucho todos tenemos un maestro en nuestro interior

Oswaldo Celis
Oswaldo Celis
4 años

Super, gracias por los tips. Definitivamente es una bendición poder tener tiempos así, pues en muchos casos los padres se enfocan en trabajar y trabajar, los hijos van creciendo, y ya cuando los padres tienen tiempo y desean pasarlo con sus hijos, estos ya están grandes, tienen sus propios planes y ya no es tan fácil compartir.