Diciembre es una época del año amada por muchos; es un tiempo donde las familias procuran la unidad en medio de celebraciones que los llevan a compartir momentos, que suman a su calendario recuerdos y con ello, la renovación de muchos sentimientos.
La navidad, ¡Es el gran evento del año! y cómo no serlo si hace muchos años, “¡El Salvador — sí, el Mesías, el Señor — ha nacido en Belén… Y fue reconocido por la siguiente señal: Se encontró a un niño envuelto en tiras de tela, acostado en un pesebre”.
“De pronto, muchos ángeles aparecieron en el cielo y alababan a Dios cantando: «¡Gloria a Dios en el cielo, y paz en la tierra para aquellos en quienes Dios se complace!»”
Cuán grande e inmenso día aquel en el que nació el Salvador. Un gran regalo nos fue dado; resonaron los cielos, la tierra brilló y de aquella noche en un pesebre, recordamos que su amor triunfó, la eterna luz resplandeció y esa misma luz se enciende hoy en nuestros corazones y se acentúa en esta época al recordar su fiel amor.
Huele a navidad, con su particular aroma a familia e infancia alrededor de los recuerdos. Emociones de este tiempo que nos acercan a nuestros seres más queridos. Reuniones fraternales que equivalen al maravilloso momento del nacimiento de Jesús.
Con gran gozo, alegría y júbilo celebramos su llegada, como quienes en ese momento lo rodearon, alabaron y exaltaron. Entonces como una fiel estampa, este momento de regocijo se replica al interior de cada hogar, la unidad familiar cobra el primer lugar, conmocionados por el afecto y profundas expresiones de amor, rodeados de un ambiente de gozo y entrañable paz.
Aconteció entonces que la Gloria del Señor los rodeó de resplandor y gracias a su espíritu, nos revistió con su bondadoso amor; desde entonces, en él hallamos vida eterna y salvación.
Hoy el Señor nos abraza en su infinita bondad y sopla con poder su espíritu en nosotros, para que en medio de canticos y alegría, celebremos en unidad el milagro de la vida, entre familia, rodeados de esperanza, luz y amor.
Amemos, cantemos, disfrutemos y sobre todo, perdonemos y acerquémonos nuevamente a esas personas que en algún momento amamos pero que por alguna razón nos alejamos, no seamos pues como la cizaña sembrada entre el trigo, que al cabo del tiempo crecieron juntamente. Seamos sabios en separar la maleza del trigo, para que su raíz de amargura no llegue tan profundo, que eche a perder toda la siega.
No esperes más, ilumina con la luz resplandeciente todas aquellas áreas donde no has permitido entrar el sol.
¡Que el Señor fructifique y sobreabunde en cada uno de sus corazones!
¡Feliz Navidad
Dayana Ruiz
Wow lo más importante perdonar Feliz Navidad 🔥🌲