Si te preguntara sobre tus estados de ánimo, ¿qué podrías decir?
¿Tus estados de ánimo fluctúan como una montaña rusa?
¿A veces te sientes desanimado(a) y no comprendes el por qué?
¿Habitualmente quisieras salir corriendo y desaparecer?
Y como las anteriores podríamos hacernos muchas preguntas más, con el fin de chequearnos periódicamente, pero para eso es importante conocernos e iniciaremos desde el punto de partida.
Es imprescindible entender que nuestra naturaleza humana, nos hace seres emocionales y sentimentales. En cuanto a las emociones podemos definirlas en dos campos: positivas y negativas, sin embargo, el termino negativo no nos debe llevar a concluir que significa que estén mal, más bien nos ayudan a determinar que como reacción a un determinado estimulo, logran que nos preparemos para una acción, por consiguiente, concluiremos que las emociones son espontaneas, inconscientes e inmediatas y se perciben a través de nuestras expresiones físicas.
Tenemos por emociones tales como: asombro, conmoción, disgusto, temor, gozo, dicha, ansiedad, melancolía, sorpresa, satisfacción, asco, aversión entre otras.
Por lo tanto, los sentimientos nacen a partir de la experiencia de una emoción, pues es el sentimiento la interpretación de una emoción. Tenemos sentimientos tales como: esperanza, gratitud, odio, envidia, amor, compasión, tristeza, venganza entre muchos otros.
Habiendo aclarado esto, podemos concluir en este punto de partida que el experimentar cambios de humor, o tener sensaciones diferentes en nuestro estado de ánimo y diario vivir, no nos hace candidatos para creer que algo va mal en nosotros, pues es totalmente natural experimentar las emociones, aún más frente a todo lo inesperado de la vida y de todo aquello que aún no conocemos. Estas reacciones instantáneas producto de ese proceso biológico y espontaneo que se escapa de nuestro control, se traducen en un resultado llamado emoción.
En la palabra de Dios podemos encontrar un profeta llamado Elías, un hombre conforme al corazón de Dios, pero en su humanidad sintió tanto temor que lo llevó a deprimirse y desear morirse. Con este relato podemos ver que caer en depresión no es solo para los mas débiles, puede ocurrirle a cualquier persona sin importar el lugar de influencia en el que se encuentre. Elías a pesar de ser tan usado por Dios, huye por la angustia que le generó las amenazas de muerte por parte de Jezabel, pero su humanidad no resistió tanta preocupación y en medio del desierto, deseó poner fin a su vida.
Como seres humanos, vamos a pasar adversidades y pasaremos por tiempos difíciles que nos harán sentir tristeza, pero sentirnos tristes, no significa estar deprimidos, la tristeza es el resultado del estímulo que refleja una emoción previa por determinada situación. Sin embargo, la depresión nos hace sentir las cargas más pesadas, insoportables e imposibles de llevar, nos hace ver un panorama totalmente oscuro y sin salida, nos nubla la mente a tal punto que nos hace creer que la única salida es huir del mundo físico y que de esta manera pondremos fin al sufrimiento.
La depresión camina lento y hace que sientas que no puedes más con la vida, va sumergiendo poco a poco a sus víctimas a los pozos mas profundos donde logra proyectar una falsa realidad de un lugar oscuro, insondable y sin ninguna posibilidad de salida. Ataca tus fuerzas y su gran objetivo es robar vidas, logrando que su víctima por sí misma desee abandonar la vida y acuda a cualquier método posible para terminar con su existencia.
En el relato de Elías, podemos ver lo que hizo Dios frente a esta situación, por que sin duda alguna Dios interviene a tiempo y siempre está cerca de los quebrantados de corazón.
¡Dios atendió a Elías!
Pues mientras este dormía, Dios lo dejó descansar y lo guardó mientras dormía. Además, envió a un ángel quien fue y lo despertó para darle comida y agua porque sabía lo que necesitaba. Luego vuelve a repetirse la escena; Elías descansa, vuelve un ángel para despertarlo y darle comida y agua, además para darle una palabra que restauraría sus días venideros al decirle: “Levántate y come por que te espera un largo viaje”.
Dios siempre está a nuestro lado, jamás nos voltea su espalda. La buena noticia es que la depresión sí tiene un camino de retorno y se llama Dios.
Antes, durante o después de la depresión debemos entregarle el control de nuestra vida y permitirle que trabaje en nosotros, a través de su palabra traerá vida que alimenta nuestra alma y nuestro espíritu y edifica nuestra vida a gran escala. Jamás estamos solos, nuestro creador está con nosotros y a una sola palabra de distancia, solo necesitamos disponernos y extendernos hacia Él, tomar su mano que siempre extiende hacia nosotros pero que en muchos escenarios de nuestra vida le dejamos extendida. Nuestro Padre nos ama con amor profundo. Hoy te dejo esta brújula y el mapa con la ruta de salida, ¡úsalos en caso de emergencia!
“Ciertamente tu bondad y tu amor inagotable me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor viviré por siempre.” Salmo23:6
Dayana Ruiz S.