FAMILIAS DEL REINO

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Todos tenemos el privilegio de pertenecer a una familia, muchos no tuvieron la oportunidad de crecer con la familia de sangre por diferentes circunstancias, pero aun así, estuvieron en un medio con personas cercanas que de cierta forma se podía llamar familia.

En la biblia encontramos un sinnúmero de veces la palabra “familia”, y esto es porque para Dios la familia ocupa un lugar muy importante en todo su plan. Siempre Dios nos ha hecho ver la importancia de vivir en familia y de pertenecer a su familia.

¿Pero que es pertenecer a la familia en cristo? Como en nuestras familias debe tener unos requisitos básicos desde un apellido en común hasta una similitud en la genética. Así mismo, la familia en cristo cumple ciertas características.

En el salmo 127 encontramos algunos de los distintivos. 

Primero: dice que la familia es edificada por cristo, es decir somos planeados, cimentados y edificados por él. 

Segundo: estamos bajo su protección porque él cuida de cada uno de los miembros de su cuerpo, que somos cada uno de nosotros. 

Tercero: tenemos un valor incalculable, porque el valor él nos lo ha dado y hemos sido designados para recibir su herencia.

Tenemos una riqueza inmensa al ser hijos de Dios y miembros de un mismo cuerpo, porque no solamente hemos sido apartados, sino que hemos ido creciendo en él para toda buena obra. En todo tiempo tenemos el mejor protector y ya tenemos asegurada su herencia, pero ¡claro! esto es dado solo por él y por su misericordia, entonces no es que tengamos que hacer nada para esto, es un regalo, es por gracia que por medio del amor con el que él nos ha amado lo recibimos.

Tengamos presente que somos de la familia de Dios porque a él le plació hacernos miembros, esta afirmación la encontramos en Romanos 9:15-17. Ahora bien, tenemos claro que una vez aceptamos que Jesús es el Señor de nuestras vidas, el Espíritu Santo viene a nuestros corazones y como dice Romanos 8:14 “Porque todos los que son guiados por el espíritu de Dios, estos son hijos de Dios”. 

El hecho que vivamos según el Espíritu que nos guía, nos demuestra la paternidad de Dios y nos guía hacia su propósito en nuestras vidas. De la misma manera que nosotros vivimos en el espíritu, nuestra naturaleza pecadora va muriendo como lo dice en Colosenses 3:5 “Haced morir pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría”

La finalidad es que lleguemos a vivir en la plenitud de Cristo, como seguidores ejemplares viviendo en paz y alegría.

 “Así que los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación.”

YASMIN ASTRID MONTAÑEZ SALAMANCA

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