En ocasiones el cuestionarnos es una útil herramienta en el aprendizaje y por eso quiero llevarte a analizar un poco la palabra pacto, ¿de dónde viene esta palabra? ¿qué significa? ¿en el hebreo tiene alguna traducción?
Bien, pues según el hebreo, la palabra pacto es llamada Berit que nos traduce Alianza.
¿De casualidad relacionaste pacto con una imagen de un matrimonio y alianza con el arca de Noé? Puede que nos pase, pues nuestra mente va relacionando lo que escuchamos con términos ya reconocidos. Entonces adentrémonos un poco porque sí, cuando pensamos en una boda vemos recreado el momento de dos personas llegando al acuerdo de unir sus vidas, pero si nos vamos al análisis de alianza encontramos que aquí es solo Dios quien toma la decisión.
Resulta que el pacto, al llevarlo a lo que las escrituras nos enseñan, está fundamentado en un acuerdo unilateral y sí, puedes estar pensando que es contradictorio pensar en el acuerdo de una sola parte, pero ocurre solo y porque es Dios quién se está comprometiendo y sabemos que Él es soberano, así que nosotros no debemos entrar a negociar.
Y bien ¿por qué no podemos colocar condiciones? Porque sus pactos se basan en su voluntad, la cual sabemos que es buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2).
Ahora llega el momento de analizar que los pactos de Dios solo tienen dos opciones, el aceptar o el rechazar, pues ya está hecho por iniciativa divina, pero recuerda que tiene el propósito de hacernos bien, porque se fundamenta en su bondad y gracia.
Tú y yo hemos aceptado el pacto de Redención recreado con Jesús al haber venido a morir en la cruz por nosotros y darnos vida eterna, pero si aún consideras no haber aceptado ser parte de este pacto puede que sea el momento para dar el paso, sabiendo que pisas terreno firme y que lo que te espera en un futuro prometedor.
Para concluir, siento profundamente que el pacto Divino es un ejemplo hermoso de cómo debemos comportarnos con el prójimo en nuestro diario vivir, pues en nuestras vidas debemos realizar varios convenios y que mejor que antes de poner nuestras condiciones hagamos una retrospectiva de cuánto hemos recibido por gracia para que cuando sea nuestro turno de actuar lo hagamos fundamentados en procurar el bien.