Cuando se habla de gobierno se entiende como aquel órgano que ejerce poder sobre un estado o población. Solemos asociar esta palabra con la política o autoridad de un superior, o como aquello que estipula órdenes y/o mandatos a los que debemos de someternos y obedecer.
Repasando nuevamente los libros de los profetas Isaías y Jeremías, tenemos las profecías de que llegará un rey, cuyo reino es eterno y no tiene fin, un rey que estaría gobernando con justicia, un rey que nos libraría de nuestros pesares y nuestros males y nos haría libres. Tristemente el pueblo de Israel entendió que sería un rey físico, cuyo reino sería material, pero el significado verdadero es que este rey cuyo reino sería perfecto, estaría gobernando y rigiendo en lo espiritual. Ahora; no es de extrañar que a lo largo de la Biblia Dios se ha encargado de establecer y de enseñar sus leyes y ordenanzas, al mismo tiempo que proporciona las indicaciones acerca de la buena manera de vivir.
En base a lo anterior, tenemos los libros de Éxodo, Levítico y Deuteronomio, donde en un inicio Dios establece la Ley de Moisés, en ella encontramos una serie de ordenanzas que van desde la manera de vestir hasta la manera en cómo se da la ofrenda a Dios, anteriormente este era el método para obtener la salvación y alcanzar la santidad delante de Él. Tristemente, ninguno fue salvo por la ley, por lo que el Señor Jesús se ofrece como sacrificio vivo para establecer un nuevo pacto, un nuevo método de salvación que nos permite la reconciliación con el padre.
De esta forma, en el evangelio del Señor Jesús vemos que la misión es predicar las buenas nuevas de salvación, en las epístolas de los apóstoles vemos que debemos cuidar nuestro corazón, obrar de manera recta delante de Él, amarnos los unos a los otros, pero ¿Cómo podemos lograr todo esto? Entendiendo que somos seres humanos, sometidos a pecado por causa de las debilidades de la carne.
La invitación del apóstol Pablo es de dejarnos gobernar por Dios, dejarnos conducir y guiar por él; lo más hermoso, es que con Dios no nos sentimos obligados o cohesionados por temor a los castigos o las consecuencias, sino que su amor nos inunda de tal manera que el estar en sus caminos se vuelve un deleite y un gozo.
¿Pero por qué decimos que este es un gobierno de justicia? Recordemos 2 Crónicas 20:6 : “Y dijo: Oh SEÑOR, Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos? ¿Y no gobiernas tú sobre todos los reinos de las naciones? En tu mano hay poder y fortaleza y no hay quien pueda resistirte”. A su vez encontramos en Salmos 9:7-8 “Pero el SEÑOR permanece para siempre; ha establecido su trono para juicio, y juzgará al mundo con justicia; con equidad ejecutará juicio sobre los pueblos”. De manera que podemos reafirmar que estamos siendo gobernados y dirigidos por un Rey perfecto cuyo reino va más allá del entendimiento y es para siempre, siendo Él nuestro auxilio, ayuda y soporte en los momentos difíciles; no somos sometidos desde el temor, sino desde el amor que Él nos infunde.
María Margarita Montero