Dios siempre tiene reservado algo mejor para nosotros, para ello es necesario despojarnos de todo peso, de ese equipaje con el que no podemos seguir cargando, renunciar a muchas cosas materiales que nos mantienen en la zona de confort y no nos permiten avanzar, conquistar, conocer y explorar un nuevo mundo y mejores oportunidades, tal vez por temor, o falta de fe. Todos estos factores hacen parte de esas barreras mentales que nos impiden el gozo espiritual y nos paraliza. Pero nuestra confianza debe estar puesta en Dios y no en las circunstancias, esmerándonos por hacer las cosas que a Él le agradan, aun en las situaciones más difíciles, debemos creer y confiar que todo es temporal, ante esas dificultades nos hacemos más fuertes y cada vicisitud nos deja un aprendizaje de toda conducta, comportamiento o actitud que debemos mejorar; no tengamos miedo a lo nuevo, al cambio, o conquistar nuevos comienzos, mantengamos agradecidos en todo momento, combatiendo el miedo y la tristeza que nos ata y nos paraliza.
Para gozar de un corazón alegre y agradecido es necesario orar y permanecer en la gracia de Dios, contarle todo lo que nos sucede y lo que anhelamos, encomendar todo primeramente en sus manos y bajo su voluntad. Orando encontramos todo eso que no hallaremos nunca en el mundo exterior.
Dios nos consuela, nos escucha, llena nuestros corazones de amor, no nos juzga, busquemos su presencia de todo corazón, no es necesario adornarnos con muchas palabras, el Señor nos quiere alegres, justos y con una oración sencilla, pero poderosa. No obstante; la proclamación de la palabra llena nuestra alma de gozo, Él nos pide que seamos valientes, que nos arriesguemos a conquistar el mundo, también nos invita a que revisemos y analicemos si en verdad estamos haciendo las cosas conforme a su voluntad.
Así pues; tomemos como escudo la fe, confiemos en eso que es imposible para el hombre, pero posible para Dios, de tal forma, las conquistas son para los valientes. Mantengamos un corazón alegre, dispuesto, abierto a Dios y esta será la primera conquista que alcanzaremos y que nos permitirá avanzar. Tomemos el tiempo necesario, pero no debe ser muy prolongado, para que no perdamos de vista nuestros objetivos. Dios permite diferentes situaciones para moldearnos y edificarnos, para que nos esforcemos y seamos valientes y no desmayemos ante los obstáculos.
Cada ser humano tiene un arma muy poderosa, la cual debemos usar en todo momento y es la oración, a través de ella abrimos las puertas para conquistar el reino de los cielos y nos permite ver y gozar de las promesas de Dios, solo avanzando lograremos conquistar el mundo.
Luz Karina Morillo Mendoza