UNA FE QUE RESISTE
En Hebreos 11, conocido como el “Salón de la Fe”, se nos recuerda que los héroes espirituales enfrentaron diversas pruebas, y entre ellas, la burla fue una de las más persistentes. La fe genuina no sólo resiste el sufrimiento físico, sino también el menosprecio y la humillación de quienes no comprenden el propósito de Dios para nuestras vidas.
La burla es una prueba difícil porque ataca el corazón y la identidad del creyente. No es solo el dolor de las palabras, sino el intento de desacreditar la fe y sembrar la duda. Noé, mencionado en Hebreos 11:7, fue objeto de burlas mientras construía el arca. Durante años sus vecinos se rieron de él, pero su fe lo sostuvo hasta que la promesa de Dios se cumplió. Moisés, en Hebreos 11:24-26, rechazó los placeres de Egipto y soportó el desprecio de su pueblo porque su mirada estaba puesta en la recompensa eterna.
Jesús mismo enfrentó la burla en la cruz cuando le dijeron: “Si eres el Hijo de Dios, bájate de ahí” (Mateo 27:40). Pero Él no respondió con ira ni con dudas, sino con amor y paciencia, sabiendo que su misión era más grande que la burla de los hombres.
Actualmente los cristianos seguimos enfrentando la burla por nuestra fe. Se nos ridiculiza por creer en la palabra, por vivir en santidad y por esperar en las promesas de Dios. Sin embargo, Hebreos 11 nos anima a perseverar, recordándonos que la fe es “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1).
Si enfrentamos la burla, no debemos desanimarnos. Cada palabra de desprecio es una oportunidad para fortalecer nuestra fe y recordar que seguimos a un Dios que nunca falla. Al final, la recompensa para quienes permanecen firmes es mucho mayor que cualquier burla pasajera.
SONIA CARTAGENA