LAS PROMESAS DE DIOS

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     En un mundo lleno de desafíos e incertidumbres, las promesas de Dios representan una fuente inagotable de esperanza y fortaleza; siendo así un ancla para quienes hemos depositado nuestra fe en Él, reafirmándonos su amor, fidelidad y propósito para nuestras vidas, dejándonos palabras de aliento, esperanza y fidelidad, recordándonos que nunca cambia y que sus promesas son seguras (Números 23:19). 

En la Biblia podemos encontrar diversidad de ejemplos de cómo Dios ha sido fiel a sus promesas, en cada generación Dios ha mostrado su fidelidad y amor a quienes tienen su confianza puesta en Él, sin importar las circunstancias o adversidades.

     Dios nos promete la vida eterna a través de Jesucristo, asegurándonos que su gracia es suficiente para redimirnos (Juan 3:16). En tiempos de angustia, podemos descansar en la paz de Cristo, que trasciende toda circunstancia y nos llena de confianza en su amor (Juan 14:27). Dios conoce nuestras necesidades y promete suplirlas conforme a sus riquezas. No debemos preocuparnos en exceso por el futuro, sino confiar en que Él proveerá en el momento justo (Filipenses 4:19). Cuando nos sentimos débiles, Él nos renueva y nos sostiene, permitiéndonos continuar con ánimo renovado (Isaías 40:31). Nuestra esperanza no es solo para esta vida, sino para la eternidad con Dios (Juan 2:25), lo que nos llena de esperanza y nos motiva a vivir con propósito cada día.

     Es importante afirmarnos en sus promesas diariamente por medio de la lectura y meditación de la Palabra diariamente, permitiendo que llene nuestro corazón y mente, orar con fe, la oración nos acerca a Dios y nos fortalece en los momentos de incertidumbre. Es importante esperar con paciencia, sabiendo que los tiempos de Dios son perfectos. En ocasiones las respuestas no llegan de inmediato, pero podemos confiar en que Él tiene el control. También es esencial compartir con otros la fidelidad de Dios, testificar sobre sus promesas cumplidas nos ayuda a crecer espiritualmente y a alentar a los demás.

     Las promesas de Dios no solo nos dan esperanza, sino que nos transforman y nos sostienen en cada etapa de la vida. No importa lo que enfrentemos, podemos confiar en que Dios es fiel y cumplirá todo lo que ha dicho. Cada promesa en la Biblia es un recordatorio de su amor inagotable y de su presencia constante en nuestras vidas. Si hoy te encuentras en una situación difícil, recuerda que Dios ya ha hablado sobre tu vida y su palabra nunca vuelve vacía. Abraza sus promesas y camina con la seguridad de que Él tiene el control y siempre está a tu lado. ¿Cuáles de sus promesas estás abrazando hoy?

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