VIVIENDO EN LIBERTAD

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Cuando hablamos de libertad, no solo se refiere al poder de obrar o no, la libertad nos indica que podemos escoger entre el bien y el mal, también nos da la capacidad de expresarnos, tomar decisiones, amar a plena luz del día, y el beneficio de no estar atados o ser presa de ningún mal hábito.

La libertad no es más que disfrutar de una vida plena alineada a un propósito, es un manifiesto a que participemos de la gracia divina, actuar con voluntad propia, sin que nadie nos imponga la manera de cómo vivir.

El gozar de libertad implica actuar con responsabilidad en cada acto, mantenernos firmes y motivados, es perdonar a otros para hacerlos libres, es formar nuevos vínculos, descartar apegos, miedos, resentimientos, ataduras y malas costumbres.

La libertad es tener esa sensación de paz interior que nos permite encontrar la homeostasis, la armonía y el alineamiento de nuestros principios, valores y creencias, así cuando elegimos vivir de acuerdo a la voluntad de Dios, nuestro albedrío se rectifica, tomamos mejores decisiones y aumentamos la capacidad de actuar razonablemente, además que fortalecemos nuestro carácter y aumenta nuestra fe. Por eso cuando vivimos con la presencia de Dios en nuestras vidas, aprendemos a escoger la rectitud, el logro de propósitos, bienestar espiritual y emocional y todo esto nos ayuda a mejorar las relaciones interpersonales, nos libera del pecado y apreciamos que la libertad es un regalo de Dios, es la obra transformadora que reestructura toda nuestra vida redimida desde el pasado y dibuja en sí misma un futuro prometedor. 
Luz Karina Morillo Mendoza.

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